Empuja a los hombres un impulso
atávico, sí, y también imprescindible.
Las centurias corrieron y lo hicieron insulso;
lo rápido y fugaz, lo dejó invisible.
El cortejo, el coqueteo, la conquista
no sólo fue despojada de flores y miradas,
tal vez la prisa liberal capitalista
la subsumió a tecleos y hashtags.
Será por eso que en mensajes de la red social
me tiran frases llenas de obviedad
anónimos amparados en perfiles falsos.
Mejor sería que ocuparan las teclas y los dedos
en palabras que sepan transmitir algo
reverdeciendo el lirismo, la rima y el juego.
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