Una mujer
alta
en el camino
incierto,
porque es
incierta la vida
cuando se
huye a conciencia
de lo
estanco y el tedio.
Una mujer
clara
que ríe con
los ojos
y desecha lo
burgués
por soso y
por tedio.
Una
mujer-mujer
sin temor a
ser hembra,
sin dramas
del después.
Una mujer
con voz corpórea
extiende con
dedos y pinceles
sin esquivar
los tonos
que caen
destilados de sus fóveas.
Una mujer
que lleva
con humor y
con garbo
las flores,
las nanas,
vacíos y
silencios,
y quince
mariposas sedientas
de soles y
de viento,
tirando de
sus largas piernas,
de Baradero
a La Plata,
de la ciudad
del Pecado
a la sal y
el mármol de Bahia.
Arañazos de
espinas
a veces
rasgan las pantorrillas.
Igual
camina, mariposas y sonrisas
prendidos
al firmamento
de sus iris
zarcos.
18-5-13
Para
Alejandra Erb
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