Soñé alguna vez,
a veces creo que estoy soñando
mientras vivo.
Las manecillas del reloj
corren furtivas
y no hay sabor
en las horas ni en la vida.
Seré la que no sabe vivir,
o la parca que me canta
una desarmonía a espaldas
sólo por bandida.
La luz amarilla artificial
se me ha hecho amiga.
Música que proviene
de un sincitio irreprochable
está conmigo.
Vacía, como el lápiz escribo:
“el pedículo hepático
tiene dos componentes,
uno principal, otro accesorio…”
Qué sencillo.
Pero el cerebro no tiene
forma ni fisiología
capaz de explicar los sentimientos;
la tristeza, la soledad,
la ira, la impotencia
de una niña dolida.
“El pedículo hepático, las vías…”
No sé si esto es lo correcto
pero lo llevaré hasta el fin,
a la salida,
a pesar del sueño, la pena,
el alma herida.
Las metas ansiadas,
cuanto antes, ahora mismo,
cuando llegue el día.
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